Esta es toda la parafernalia de un día de tomatada, que no tomatina. La pila de fregar, para lavar los tomates, un balde para los tomates lavados, otro para irlos picando en trozos, dos sartenes, una cazuela para ir echando el tomate ya hecho en la que están, de antemano los demás ingredientes, ya fritos: cebolla, ajo, pimienta negra molida, carne de pimiento choricero o ñoras, si lo prefieres.
Toda la mañana dándole al manubrio, la maquinita esa de color rojo de la foto, pero al fin lo tengo ya todo controlado. La primera remesa de tarros están ya en el cubo de hacer las morcillas calentándose al baño María mientras el segundo turno espera.
Treinta y seis tarros he llenado hoy y me han sobrado unos cuantos tomates sin hacer porque ya se había llenado la cazuela. Para la próxima vez, si aguantan. He ido dejando los más duros para el final, por si acaso pasaba lo que ha pasado.
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