Tomates maduros |
Carne de pimientos secos |
Ingredientes
Tomates (muchos tomates maduros),
carne de pimiento choricero, una cebolla, unos dientes de ajo, pimienta negra
molida, azúcar y sal.
Preparación
Se lavan bien los tomates, se les
quita la parte dura del rabo y lo que puedan tener en malas condiciones, se van
cortando a trozos y se ponen en una sartén o cazuela, a poder ser viejas (al
menos si es una sartén y que no se use para otra, cosa pues el ácido del tomate
no creo que se lleve muy bien con la capa antiadherente). Cuando se vaya
haciendo soltará mucha agua (yo lo suelo ir quitando en algún recipiente que
luego voy a vaciar en mi planta de compost junto con los demás restos que voy
quitando de los tomates, para eso todo sirve mientras sea de origen vegetal).
Sofrito de cebolla, ajo y pimienta |
El sofrito con la carne de los pimientos |
Cuando ya esté bastante hecho lo paso por la maquinita de la manivela o un
pasapurés. (Hay unas maquinitas que se sujetan con una ventosa a la encimera o
a una mesa de cocina con una tolva donde se echa el tomate de la sartén y al
darle a la manivela sale por un lado la pulpa y por otro las pieles; se le pueden
dar varias pasadas a las pieles, y es conveniente hacerlo, para sacarlas toda
la pulpa).
Tomates en la sartén |
Todos los tomates en la cazuela |
Yo suelo hacer tres o cuatro
sartenadas, para empezar, para tenerlo preparado para cortar el hervor de los
otros ingredientes.
En una cazuela grande (depende de
la cantidad que se vaya a hacer y eso habrá que tenerlo en cuenta para calcular
la cantidad de los demás ingredientes), se echa un buen chorro de aceite, se
pone al fuego y se le añade una cebolla cortada muy menuda, creo que se dice en
"brunuá", pues mejor en "petit brunuá", unos dientes de ajo
picados menuditos, pimienta negra molida al gusto, quiero decir que la cantidad
echas como te guste. Cuando ya esté le cebolla pochada, comenzando a dorarse,
añades la carne de pimiento choricero, revolviéndolo a menudo para que no se
pegue y cuando hayas calculado que el pimiento ya está, apagas el fuego y
añades las 3 o 4 sartenadas que tienes ya preparadas de pulpa de tomate para
cortar el hervor y que no se queme la cebolla o cualquiera de los otros
ingredientes con el calor de la cazuela.
Y ahora a seguir añadiendo sartenada
tras sartenada de tomate hasta que acabes con todos los que tengas idea de
hacer y revolviéndolo para que se mezclen todos los ingredientes.
Tarros preparados |
Tarros llenos |
Cuando hayas acabado llega el momento
de ponerlo todo un rato al fuego para que evapore algo de agua, sólo si es
necesario, y de añadir el azúcar, para corregir la acidez natural del tomate y
de sal para que no esté soso. Estas dos cosas las vas echando, revolviendo para
que se disuelvan y probando. Cuando consideres que ya está a tu gusto es el
momento de llenar los tarros para su conservación.
Si son de boca estrecha, como los
que he puesto yo, una forma muy fácil y barata de hacer un embudo es con una
botella de aceite vacía. Se le quita el tapón, se corta unos cuantos
centímetros por debajo de la boca todo alrededor y ya tienes un embudo.
Llenas los tarros y para estar
seguro de que están bien cerrados y hacer el cierre más fácil, colocas la tapa
encima y giras suavemente hacia la izquierda hasta que oigas 2 clic, clic y
clic, entonces giras a la derecha hasta que haga tope.
Y cuando los tengas llenos los
hierves unos cuantos minutos al baño María. Yo suelo hervirlos aproximadamente
15 minutos. Los dejas enfriar en el recipiente donde han hervido y ya están
listos para conservar.
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