30 de marzo de 2.013
Estas dos imágene, son de mis recintos para hacer abono orgánico según están al día de hoy.
A la izquierda el que estoy haciendo para abonar en el 2.015, al que he llenado aproximadamente a la mitad de su altura con paja medio podrida, a medio descomponer, que con las lluvias caídas este mes de marzo se ira descomponiendo con la acción de las bacterias. Seguiré echando más paja, cuanto más descompuesta mejor, y toda clase de residuos vegetales.
A la derecha es el mismo que se muestra en la imagen que queda justo debajo ésta, que se ve con la superficie de arriba de color verde porque había echado las hojas y pencas de berzas, sin repollo y coliflores y romanescos a los que ya se había quitado la "pella" (así lo llaman en algunos lugares), bueno, la parte comestible. Después de eso eché una capa de paja medio podrida y hoy he traído de unos fardos viejos que hay cerca, a unos 200 metros más o menos, media docena de carretillas de paja ya prácticamente descompuesta y que podría servir ya para abonar, pero se lo he echado por encima para que ayude a que se pudra bien todo lo que queda debajo, que ya está bien remojado con las lluvias de este mes de marzo, pues llevo medidos unos 140 litros por metro cuadrado en todo el mes.
Estas imágenes que te muestro corresponden a mi "fábrica" de abono orgánico y ecológico. A la izquierda se muestran dos recintos, en primer plano el que voy a utilizar este año para abonar mi huerta y al fondo el que utilizaré el próximo año, después de que los materiales llevan todo un año en reposo fermentando y pudriéndose para producir un abono completamente ecológico, ya que sólo está compuesto de materia orgánica de origen vegetal, si acaso tiene algo de estiércol de caballo o de oveja, que no deja de ser de origen vegetal.
Ahora, a la izquierda se muestra el recinto de hacer abono al inicio de su retirada para extender por la tierra y a la derecha se pueden apreciar las diferentes capa que han ido formando los diferentes materiales que se han usado para producir este abono. Residuos de la propia huerta, residuos de la cocina, paja, estiércol, etc.
Ahora el "estercolero", por llamarlo de algún modo, ya está a menos de la mitad del contenido del principio, y a la derecha se muestra el "vehículo", ecológico donde los haya, utilizado para repartir el abono por toda la huerta.
Ahora ya tenemos el recinto vacío y llega el momento de ir preparando el abono para dentro de dos años, ya que el del año que viene ya lo tenemos reposando y fermentando en su "cubículo".
Ya hemos visto y aprendido a hacer un pequeño invernadero; hoy vamos a aprender a prepararnos nuestro abono orgánico, ecológico, natural o como quieras llamarlo.
Lo primero es preparar un recinto o un recipiente que sea suficiente para producir nuestro abono orgánico para cada año. He dicho uno, para empezar, pero lo mejor es disponer de dos o tres para que así, la materia que echemos dentro para que se pudra y produzca nuestro abono esté fermentando y pudriéndose dos años, o tres aún mejor. Yo tengo dos y durante el año voy echando toda la materia orgánica, de origen vegetal, que produce la tierra y la casa en uno de ellos mientras el otro está un año completo fermentando. Luego, cuando vacío el uno extendiendo el abono por la finca, lo preparo para seguir haciendo el abono en éste, y el otro lo dejo que vaya pudriendo y fermentando todo el año.
Aclaro de origen vegetal porque en realidad también se puede echar lo de origen animal, por ejemplo las tripas y desperdicios del pescado cuando se limpia en casa, pero con los gatos que andan siempre en los pueblos, y los pájaros, se lo comerían y si no es así producirían un olor desagradable que no apetece tener cerca de casa.
De mi, llamémosle estercolero, por llamarlo de algún modo, he extendido por la finca en la que cultivo mis hortalizas aproximadamente 4,2 metros cúbicos de abono, según mis cálculos por lo que ocupaba en el estercolero. Unas 56 carretillas bien llenas; si cada carretilla me sirve para abonar, bien o mal, unos 10 o 12 metros cuadrados (un rectángulo de unos 3x4 m.), más o menos, creo que habrá espacio abonado suficiente para unas cuantas hortalizas.
Ahora paso a explicarte la forma en que yo obtengo este abono orgánico y ecológico.
En el recinto, lo primero es cerrarlo por los cuatro lados. El mío ya tiene tres cerrados como puedes apreciar en las fotos, entonces, en el lado que no tiene pared hago una pared con “bloques” de paja sacados desarmando algún fardo, en no muy mal estado, que algún labrador amable te acerque con su tractor, si se trata de esos fardos grandes que hacen ahora y sólo se pueden mover con máquina. Si puedes disponer de los pequeños, los puedes mover tú mismo, cierras la pared que falta, hasta la altura que quieras. Si lo llenas, siempre podrás ir subiendo añadiendo más fardos encima de los anteriores. Incluso puedes hacer todo el recinto con fardos, si tienes suficientes. Yo siempre lo había hecho así hasta el año pasado que mi hermano se aburría y lo hizo con bloques, la mayoría o una buena parte, de segunda mano, mejor dicho, de segunda pared, ya que los debió coger de alguna escombrera, pero para eso sirven perfectamente. También puedes hacerlo con tablas o con chapas; si no lo necesitas muy grande y dispones de esos materiales, pues los aprovechas, que aquí no hay reglas fijas, haz como McGiver y aprovecha lo que tengas a mano.
Bueno, ya tenemos hecho el recinto o recipiente. Yo lo primero que suelo hacer es poner debajo una buena capa de paja, cuanto más podrida esté mejor, pues de eso se trata, de que se pudra. En los pueblos siempre hay por ahí fardos de paja que algún labrador almacenó al aire libre y se le mojaron y no pudo venderlos y los deja abandonados, más o menos. Si conoces alguno así, le pides al dueño permiso para cogerlos o si te los acerca él con el tractor a tu “estercolero”, pues mejor que mejor.
Ahora bien, la paja no conviene echarla al estercolero tal como está en los fardos, sobre todo si se trata de los fardos grandes en los que suele estar muy prieta y no le entra el agua, a no ser después de mucho tiempo a la intemperie, y aún así le cuesta. Hay que deshacer el fardo, desmenuzarlo bien y luego echarlo dentro del estercolero, subirte encima y pisarlo; luego, si te parece, puedes seguir echando más paja, desmenuzada, y volverlo a pisar, y así las veces que quieras. Si quieres, entre capa y capa que vayas poniendo, lo puedes ir remojando, en el caso de que esté seca, y lo vas tapando con otra capa.
Ahora bien, la paja no conviene echarla al estercolero tal como está en los fardos, sobre todo si se trata de los fardos grandes en los que suele estar muy prieta y no le entra el agua, a no ser después de mucho tiempo a la intemperie, y aún así le cuesta. Hay que deshacer el fardo, desmenuzarlo bien y luego echarlo dentro del estercolero, subirte encima y pisarlo; luego, si te parece, puedes seguir echando más paja, desmenuzada, y volverlo a pisar, y así las veces que quieras. Si quieres, entre capa y capa que vayas poniendo, lo puedes ir remojando, en el caso de que esté seca, y lo vas tapando con otra capa.
Para desmenuzarlo hay que hacer como antiguamente con la lana de los colchones, a golpes. Separas un poco de paja, una "galletita", y con la parte trasera de una horca lo vas golpeando y verás cómo se va ahuecando, con los pinchos lo mueves un poco para que se suelte y cuando esté desmenuzado sigues con otra "galletita". Ya sé que es bastante laborioso, pero en cuanto le cojas el tranquillo verás que no es tan trabajoso ni difícil.
En esta imagen se representan, a la derecha, las distintas capas de diversas clase de residuos que pueden formar el abono. |
Cuando te parezca que ya tienes una capa de paja, desmenuzada, vuelvo a insistir, lo puedes remojar bien o si crees que va a llover pronto, esperar.
Ahora, una vez que has empezado la “fabricación” de tu propio abono ecológico, encima de la paja puedes ir echando todos los desperdicios de origen vegetal que puedas apañar: si tienes jardín, cuando cortes el césped, lo echas; las peladuras de fruta del postre, las peladuras de patatas, todos los restos vegetales que se produzcan en la cocina, en fin, lo que te parezca, siempre que sea vegetal. También puedes echar restos animales: tripas de pescado, etc.
Yo tengo en el garaje (está comunicado con la vivienda por una puerta) un cubo de plástico donde voy echando todos los restos vegetales que se producen en la casa y cuando se llena (en verano aunque no esté lleno porque se fermenta enseguida y huele más bien tirando a mal) lo vacío en mi estercolero y cuando ya hay una capa de restos vegetales es el momento de echar otra capa de paja desmenuzada, remojarla bien y seguir con lo mismo.
Luego, cuando se van produciendo desperdicios de la huerta: las hojas exteriores que quedan en el tronco después de cortar un repollo o una coliflor, las ramas de las alubias una vez finalizada la producción, las ramas de las patatas cuando se han sacado de la tierra, las ramas de los tomates cuando ya no producen más o se han helado con la primera helada del otoño… toda clase de ramaje de cualquier hortaliza que cultives te sirve para hacer el abono, y con cada capa de vegetación verde, más o menos, una capa de paja.
Y si hay algún momento, por ejemplo cuando llega la primera helada y tienes que arrancar casi a la vez las ramas de los tomates, pimientos, quizá pepinos, calabacines, calabazas, porque se te han helado y ya no van a producir más, antes de echarlo, pon una buena capa de paja y remójala bien y luego, encima, pones estos restos y lo pisas todo bien. Al pudrirse la materia “verde” ayudará también a que se pudra lo que hay debajo, la paja, y si está bien remojada, lo que has echado encima impedirá que se seque y así se pudrirá mejor.
Y en verano, si no llueve, riégalo de vez en cuando, porque la humedad y el calor es lo mejor para que se pudra todo bien.
Y después de todos estos trabajos tendrás algo como esto, con lo que podrás cultivar las mejores patatas, tomates, pimientos, o lo que quieras, del mundo.
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