jueves, 15 de agosto de 2013

El invernadero




Estas dos fotos muestran mis invernaderos de tomates, a la izquierda, y de pimientos, a la derecha, en el mes de junio. Se puede apreciar, si agrandas la imagen haciendo clic sobre ella, que ya hay flores de tomates y es posible que también haya algún pequeño tomatito. Lo que se ve en primer plano, desenfocado, son semilleros de pepinoscalabacinescalabazasacelgas y acaso otras hortalizas.


Aquí tienes fotos de las plantas de tomates pimientos en el mes de agosto. Ya en plena temporada de recolección.
 

Por fin, estas dos fotos muestran: la de la izquierda, pimientos a primeros de septiembre, listos para asar y embotar, y a la derecha, en octubre, los choriceros, algunos ya secos o casi secos, para la cocina.




Estas fotos las he puesto para animarte, porque ahora viene el trabajo.


Mientras nacen y crecen los tomates lo suficiente para trasplantarlos a su lugar definitivo donde deberán dar su fruto, bueno es que vayamos pensando en preparar un pequeño invernadero para que vayan creciendo al abrigo de las posibles heladas nocturnas (que en Burgos suelen darse hasta mayo; casi todos los años, a primeros de mayo, suele haber una noche o dos de heladas, a veces más, que suelen acabar con las flores de los árboles frutales más tempranos: almendros, cerezos, ciruelos y también con las del endrino y especialmente de los nogales). Incluso, a veces, hasta en junio ha llegado a helar alguna noche, aunque en junio ya es muy raro.
Bueno, para el invernadero debemos planificar si vamos a poner los tomates o pimientos en un surco, dos o tres. Yo normalmente pongo los tomates en dos y los pimientos (pongo bastantes plantas más, ya que pongo variedades para freír, para asar, para ensalada, para secar y además guindillas para encurtir) los suelo poner en tres surcos.

Los surcos hechos ya con las
plantas antes de colocar lo hierros.

Lo primero, una vez decidido si vamos a poner dos o tres surcos es proveernos de unas barras de hierro de 5 a 8 milímetros de diámetro (mejor de 8 ya que son más fuertes y resistentes. 

Para dos surcos puede valer, para los arcos, con barras de algo más de tres metros de largo (3,10 o 3,15 que deberás clavar en la tierra unos 15 o 20 centímetros por cada lado) y para tres surcos es conveniente que tengan al menos 3,50 metros de largo o unos centímetros más, ya que, tanto a unas como a otras, hay que doblarlas en arco para ir formando el armazón del invernadero y luego clavar sus extremos en la tierra, con lo que parte de la barra debe ir enterrado. Con todo esto, al final, el arco, en su parte central puede tener entre 90 y 100 cm de altura, no para andar de pie (de no ser un enano), pero tampoco hace falta pasear entre las plantas.

Los arcos que necesites.
 Las barras de hierro se pueden conseguir en los almacenes de material de construcción, de las de ferralla que usan los albañiles para el hormigón armado. Esas son las que uso yo y van muy bien porque son bastante flexibles, pero a su vez tiene la suficiente rigidez para aguantar bien sin doblarse una vez colocados los arcos.
Para ver cuántas vamos a necesitar hay que tener en cuenta la longitud de los surcos donde vamos a plantar los tomates o pimientos (o lo que sea que quieras poner en invernadero). Yo las suelo poner a una distancia de 1 metro a metro y medio aunque no importa si son unos cm. más. Todos los años no es la misma distancia, pues el terreno de mi huerta tiene forma trapezoidal y depende de donde haga los surcos, unos años son más largos que otros. Entonces divido la distancia según los arcos que tengo y los coloco.

Con los arcos preparados, ahora necesitamos otros hierros para poner en horizontal sobre los arcos para completar el armazón del invernadero. Dependiendo de la longitud de los surcos tendrás que calcular los metros de barra necesarios, teniendo en cuenta que habrá que colocar cinco filas de estas barras en sentido horizontal, 1 en el centro y 2 a cada lado de los arcos para mantener el plástico que los cubra lo más tirante posible para que, en caso de lluvia, no se formen charcos en el plástico que con su peso hundan los arcos o levanten el plástico que tendremos sujeto con tierra, como explicaré más adelante.

Los arcos colocados cubriendo
los surcos donde van las plantas.
Se colocan las barras horizontales
y se sujetan con cuerdas o
con cinta adhesiva.
Ya tenemos las barras que hay que colocar encima de los arcos. Ahora hay que sujetarlas a los arcos, y como lo que queremos hacer es un invernadero de quita y pon, no podemos soldarlas. Hay que sujetarlas atándolas bien con cuerda (y con el nudo por debajo o al lado para que, al colocar el plástico, no se haga un agujero a causa del nudo) o también se puede hacer con cinta adhesiva (la americana va bastante bien), sobre todo para la barra del centro, que no tira, por su peso, hacia ningún lado. Para las otras hay que tener cuidado de sujetarlas bien y es preferible atarlas, ya que con el calor que coge el invernadero los días de sol, o por la humedad que también coge por la evaporación, o las dos cosas combinadas, pueden hacer que la cinta adhesiva se afloje por dilatación o se despegue por la humedad y estas barras laterales se deslicen hacia abajo por su propio peso y quede el plástico flojo.

Llegado a este punto, con todas las barras sujetas entre sí, todas las horizontales con todos los arcos a los que tocan, llega el momento de colocar el plástico.

No sé si los plásticos de invernadero tienen medidas estándares, supongo que sí. Ahora no estoy seguro, pero me parece que suelen andar por los 8 metros de anchura, más o menos, y de largos puedes pedir los metros que quieras. Esos van bien así, con esas medidas, para los invernaderos grandes, en los que se puede andar por dentro; para estos pequeños, yo al menos, lo que hago es cortar el plástico, en su anchura, por la mitad, así me quedaría de 4 metros, suficiente para los arcos que hemos preparado y para poderlo sujetar al suelo por las orillas. 
Si lo haces de este modo y lo pones en dos piezas (es más práctico si lo quieres usar en surcos de longitud variable) tienes que tener en cuenta que esas dos piezas, en el centro del invernadero deben montar un trozo de una encima de la otra para que no quede hueco por el que entre el frío y el aire, sobre todo, que podría levantar el plástico; así que al tomar la medida al comprar el plástico tienes que pedir dos metros más, aproximadamente. También tienes que tener en cuenta que hay que dejar algo más de un metro libre, sobresaliendo del armazón del invernadero , en cada extremo de éste para cerrarlo por las noches, al menos las que vaya a hacer frío (cuando al anochecer esté el cielo muy raso, cuidado, va a ser una noche fresquita), y abrirlo por las mañanas, al menos las que haga sol, de lo contrario, si no se abre, coge muchísimo calor y puede “cocer” las plantas (sería más correcto decir “asar”, pues pueden quedar deshidratadas; a mí ya me ha pasado en ocasiones con semilleros que tenía dentro del invernadero, que tenía que ir a trabajar y los de casa se olvidaron abrir el invernadero y al llegar yo del trabajo me encontré con los semilleros chamuscados).
Todo lo de color es plástico,
lo rosado simula lo que sobra 
por delante y por detrás
 para cerrar por la noche.
                                                           
Se coloca al plástico por encima de
forma que sobre a ambos lados
y también por delante y por detrás
para cerrar por la noche.

En resumidas cuentas, si, por ejemplo, vas a poner los tomates en unos surcos de, digamos, 8 metros de largo, el invernadero deberá tener 8 metros, pero el plástico deberá ser de 11 metros, en principio, si lo pones de una sola pieza (8 del invernadero + 1,5 sobrante a cada lado para cerrar con comodidad y poder sujetarlo con alguna cosa que pese, piedras por ejemplo, así que 8+1,5+1,5=11 metros. Si lo pones en dos piezas, conviene que monte una encima de la otra, como mínimo, yo aconsejaría, metro y medio o dos metros, y si es más mejor, porque he comprobado que en ese punto central, donde más calor coge, es donde mejor crecen los tomates mientras estén dentro del invernadero.  Así que a los 11 metros habría que añadir, como mínimo, 2 o 3 metros más, mejor 3 con lo que tendíamos 14 metros.
Pero si compramos plástico de 8 metros de anchura, que suele ser lo normal, y lo cortamos por la mitad, en realidad nos bastaría con 7 metros de longitud, que al cortarlo a lo ancho por la mitad no daría los 14 metros necesarios para que se solapen (que monten uno en otro en el centro) y a su vez nos quede suficiente plástico en los extremos para cerrar sin problemas por la noche.

Las manchas de colore a ambos
lados quieren representar la
tierra para sujetar el plástico.
El invernadero se ha completado
y podemos abrir los extremos
para que corra el aire.
Ahora es el momento de coger una azada y, por fuera de los arcos, paralelo a los dos (o tres) surcos que están dentro de los arcos con las plantas de los tomates, hacer un surco a cada lado (si no lo tenías hecho ya), colocar los plásticos encima del armazón y meter las orillas de los plásticos en esos surcos que hemos hecho y, comenzando por, más o menos, el centro de uno de los plásticos, a uno cualquiera de los lados, ir echando la tierra que hemos sacado antes, encima del plástico teniendo cuidado de que vaya quedando tirante, sin arrugas, y en el centro, donde montan, lo mismo, procurando tirar de uno y otro, en direcciones contrarias para que los dos queden tirantes. 

Acabado por un lado, se comienza por el otro, ahora sí hay que estirar bien el plástico para que no queden arrugas. Yo lo suelo hacer comenzando por el centro de cada plástico primero uno y después otro. Estiro bien con la mano hacia abajo y luego sujeto con el pie y echo una palada de tierra al lado del pie, casi encima del calzado y luego voy tirando hacia abajo y hacia el extremo del plástico y sujetando con el pie y echando la tierra con la pala a la vez que voy tirando un poco con el pie.
Una vez completada la sujeción del plástico con la tierra en toda la longitud de los surcos a ambos lados nos quedará plástico libre en los dos extremos. Lo doblamos hacia arriba por encima del primer arco del invernadero (y del último) y lo sujetamos a ambos lados con algo que pese lo suficiente pare que el aire no nos cierre la boca del invernadero. Y listo.

Por la noche, ese plástico que hemos doblado hacia arriba se baja y se sujeta con los mismos elementos que hayamos usado para sujetarlo antes. Y así cada día, al menos los que haga sol. Los días nublados y frescos no es necesario abrirlo porque no habrá peligro de que se deshidraten las plantas y además se conservará mejor el calor dentro del invernadero (Si quieres puedes abrir un pequeño hueco en cada extremo para que corra un poquito de aire si tienes miedo de que pueda coger exceso de calor).

Y ahora, cada día lo mismo y regarlos de vez en cuando, cuando te parezca que necesitan un poco de humedad, dependiendo del tiempo que haga, cada 3, 4 o 5 días bastará (Según veas tú como está la tierra).

Cuando ya haga buen tiempo y haya pasado el peligro de heladas nocturnas puedes quitar todo el armatoste, lavar el plástico y guardarlo, al igual que las barras de hierro, para el año siguiente, cuando ya no necesitarás comprar ni hierro ni plástico y tendrás la mayor parte del trabajo hecho.

Y una última advertencia: es muy posible que todo el invernadero se te llene de malas hierbas, pues con la buena temperatura que coge germinan todas las semillas que hay en la tierra, así que cuando ya no veas las plantas de tomates o pimientos, el día que te sientas con ánimo, destapas un lado del invernadero, quitas las hierbas y vuelves a tapar para que los tomates sigan su curso.
Y buena suerte.

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