Aunque hace unos días que lo había visto, creía que era alguna hoja de alguna planta, mala hierba, que había nacido entre los tomates, más o menos en el centro del invernadero, pero esta mañana me ha parecido que podía ser un tomate, así que he cogido la cámara con el teleobjetivo y he querido asegurarme de qué era eso.
Ha sido una sorpresa, no porque fuera un tomate, sino por el tamaño que tiene ya a mediados de mayo, pues otros años, hasta mediados de junio, por lo menos, no había habido tomates de ese tamaño, y lo más pronto que he podido comenzar a recolectar tomates maduros ha sido por San Fermín, más o menos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario