La temporada de lechugas, al menos de mis lechugas, se acerca a su fin. Las primeras que planté ya se han acabado. Ha habido suerte, pues sólo se han subido 3 o 4 aunque algunas se han podrido. Yo creo que es a causa de los bichos que se meten dentro, comen parte de ellas, defecan entre las hojas de la lechuga y el calor hace el resto.
Estas que quedan con las que sembré directamente en la tierra, sin hacer antes semillero y, como se puede ver, ya se van abriendo muchos huecos en sus filas. Las que faltan son las caídas en la batalla, quiero decir, en el plato.
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