Con esta operación lo que se trata de conseguir es que los puerros se conviertan de lo que se ve en la primera foto a lo que se ve en la segunda, de unos 20 cm de parte tierna y blanca que pasen a tener unos 40 a 50 cm de parte tierna y blanca.
Lo primero es hacer una zanja no muy grande (foto 3), yo la hago de la anchura de la hoja de la azada, y tampoco hace falta que sea muy profunda, de uno 20 cm más o menos o un poco más si la tierra se trabaja bien y no esta muy dura y quieres tener los puerros más largos. La tierra que se va sacando de la zanja la vas echando a un lado. Yo los suelo poner con la zanja orientada en la línea de este a oeste, o viceversa, pero no es imprescindible, yo lo hago así por la configuración del suelo de la huerta que tiene un poco pendiente de norte a sur.
Cuando la zanja esté acabada, de la longitud que te parezca según los puerros que vayas a enterrar, echas dentro una buena cantidad de agua para que se humedezca tanto el fondo como las orillas (foto 4).
Ahora ya puedes ir arrancando los puerros con toda la raíz (algunas raíces se partirán pero no importa mientras queden la mayoría en el puerro). Puedes conservar la tierra que arrastran las raíces, aunque es mejor quitar la mayor parte para poder juntar más los puerros en la zanja (en la foto 1 puedes ver como estaban los míos, con toda la raíz pero sin apenas tierra; algunos tenían algo más de tierra que los de la foto, pero muy poca). También suelo usar para enterrar los puerros más largos y mas gordos, sobre todo más largos porque si son muy cortos corres el riesgo de taparlos enteros y hay que dejar las hojas fuera, bueno, las puntas de las hojas.
Una vez arrancados los vas colocando en la zanja, bastante juntos, las raíces de cada uno en contacto o casi encima o debajo de las de los lados. Con que queden los puerros a unos 10 cm de distancia entre ellos, 12 como mucho, es más que suficiente (foto 6).
Una vez colocados llega el momento de taparlos. Primero echa un poco de tierra del borde de la zanja para tapar la parte de las raíces de los puerros (foto 7). Una vez hecha esta operación vuelve a remojar bien esa tierra con la que has tapado las raíces para que no quede hueca y entre bien en contacto con las raíces (foto 8).
Ahora ya puedes comenzar a tapar todo con una azada o con una pala, la herramienta que se te dé mejor, para arrastrar la tierra de al lado y echarla encima de los puerros hasta el nivel de la tierra que has sacado al principio de la zanja (foto 9). Yo lo suelo hacer con una pala, pero al hacer todas las operaciones anteriores a ésta conviene hacerlas pisando lo menos posible esta parte para no aplastar la tierra, así que todas las operaciones conviene hacerlas desde la otra parte, desde el lado al que has echado la tierra sacada al hacer la zanja.
Y con esto queda concluida la operación "entierro de puerros". Ahora puedes ir consumiendo los puerros que hayan quedado en la tierra y cuando los acabes podrás comenzar a consumir éstos. Yo soy de la opinión que hay que dejarlos reposar y crecer al menos 2 o 3 meses, comenzar el consumo a partir de enero o febrero. Y si al final de temporada, cuando llegue la primavera, ves que comienzan a subirse para echar la flor los puedes arrancar, limpiar, dejar orear y congelarlos. Si son muy grandes para congelarlos enteros los puedes cortar en trozos de unos 15 o 20 cm, o un poco más largos o más cortos si te parece mejor y podrás seguir consumiéndolos en los meses siguientes.
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