Aunque debí haberlo hecho nada más arrancar las cebollas, no había tenido mucho tiempo hasta ahora, ya que en esta época se amontona el trabajo y hoy, entre riego y riego, he dedicado un rato a eliminar, al menos, la mayoría de las hierbas que quedaron en el trozo donde estuvieron las cebollas que arranqué hace ya unos cuantos días. En las fotos puedes ver las fases de la labor.
En la primera las hierbas a medio arrancar a base de golpes de azada, o en este caso una azada menos pesada y más ancha que llaman "media luna", por la forma de la hoja, más diseñada para cortar que para cavar.
En la segunda foto las hierbas, ya cortadas de raíz, por el suelo. En la tercera foto, a medio recoger y cargadas en el vehículo ecológico usado para sacarlas del lugar. Y por fin, en la tercera foto, las últimas hierbas ya cargadas en el vehículo para llevarlas a un rincón donde se secarán y más tarde, cuando no haya tanto peligro de incendio, por ejemplo en octubre o así, serán quemadas.
Aunque si quieres portarte como un auténtico labrador sólo necesitas sacarlas de tu finca y arrojarlas en cualquier lugar: la finca del vecino, un camino cercano, una cuneta del camino... cualquier lugar fuera de tu finca. Bueno, eso es lo que suelen hacer los labradores; yo estoy harto, cuando voy de paseo por el campo en la época de arar, en otoño, de ver montones de raíces en los caminos que los labradores sacan de sus fincas y echan donde menos trabajo y estorbo les dé, a ellos.
Podría echar las hierbas a la "planta de compost" para que se pudran, pero en esta época la mayoría de las hierbas están ya llenas de semillas que no se suelen pudrir fácilmente, así que lo mejor es eliminarlas para que no vuelvan a nacer en las zona de cultivo de hortalizas.
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